Trozos de amor / Pieces of love

Entonces, de nuevo, una profunda paz inundó y volvió a mirar el cielo estrellado, con la luna en cuarto creciente - su favorita - que henchía de luz suave el lugar donde se encontraba. Le llegó de nuevo la sensación de que Infinito y Eternidad iban de la mano y bastaba contemplar uno de ellos - como el Universo, sin límites - para notar la presencia del otro, el Tiempo que no termina nunca, que no pasa, que permanece en el Presente, donde están todos los secretos de la vida. Entre el dormitorio y la sala había sido capaz de odiar tan fuerte, tan intensamente, que no le quedó rencor alguno en el corazón. Había dejado que sus sentimientos negativos, reprimidos durante años en su alma, afloraran por fin. Los había sentido, y ahora ya no eran necesarios: podían partir.
(Fragmento del libro "Verónica decide morir", de Paulo Coelho)